Es mejor tener un compañero que ir solo. Compartes el trabajo y compartes los beneficios. Y si uno cae, el otro ayuda, pero si no hay nadie para ayudar, qué duro!
Dos en una cama , entran en calor. Solo, pasas frío durante la noche.
Por si solo, estás desprotegido. En cambio, con un amigo puedes enfrentar lo peor. Eclesiastés 4:9-12
Llegamos al final de nuestro reto!!!
Felicidades, es muy probable que te hayas dado cuenta de lo especial que es reconocer y animar a tu esposo.
También es probable que te hayas dado cuenta de que esto necesita ser una constante en tu vida: mantener los ojos abiertos, la conciencia despierta y la gratitud a flor de piel, pues ambos son bendecidos en ello.
Este reto sigue, como ha sido llevado hasta ahora: en la intimidad de tu hogar, de tu mente, de tu alma. Enfrentando los sinsabores de la vida diaria, las dificultades, los desacuerdos, así como en la alegrías, los triunfos…cuando es fácil y cuando es menos fácil.
Gracias a Dios por el compañero que El nos ha dado para amar, para construir, edificar, levantar, animar, proteger, admirar!!!
Gracias a Dios por el amigo incondicional con el que compartimos el trabajo de construir nuestras familias y con quienes disfrutamos el fruto de lo que sembramos!!!
Espero seguir teniendo noticias de lo que se transformó en ustedes y que éste reto haya sido de bendición.
Deseo que hayan gozado levantar a sus esposos, porque al mismo tiempo lo han hecho para ustedes, ya que “los dos se funden en un solo ser.”
Gracias a mi amado esposo por ser alguien tan digno de honra, respeto y admiración. Gracias por hacerme reír todos los días, por escuchar con tanta paciencia mis debrayes existenciales y mis piruetas filosóficas y no mandarme a la casa de la risa! Gracias por permanecer a mi lado en los momentos más desafiantes que he enfrentado hasta ahora. Gracias por amar de esa manera tan especial a nuestro hijo. Gracias por amar tu llamado y ministerio, gracias por siempre tener sed de más, especialmente por tener sed y hambre de Dios…es la cosa más inspirante para mi.
Eucharisteo,
Tania 🙂